sábado, 21 de agosto de 2010

Cine: La Saga Crepúsculo: Eclipse


Amar te duele


Venganza ¡Oh si! Plato que se elabora caliente, de forma sigilosa, pero que se sirve frío y de un saque, cegando instantáneamente la razón con un ola de consecuencias. Justamente en torno a este pasional sentimiento es que gira el tercer episodio de La Saga Crepúsculo: Eclipse (The Twilight Saga: Eclipse, 2010), y es que a Bella Swan la andan buscando. Si, y no precisamente para tirarse sobre flores alcochonaditas a mirar el cielo sino que la quieren convertir, y no en vampiro, más bien, en un fiambre. Es así, como la adaptación del tercer libro de la franquicia multimillonaria creada por Stephenie Meyer golpeó los cines mundiales el pasado 30 de Junio demostrando ser en una de las sagas juveniles más importantes de los últimos tiempos. Eclipse, punto de encuentro de eternos rivales, la luna y el sol, el vampiro y el lobo, Edward y Jacob, y en medio, una chica común asediada por una pelirroja más peligrosa que el veneno y un ejercito de incontrolables new vampires… ¡Agarrense que salimos!



El tiempo corre para Bella (Kristen Stewart), Edward (Robert Pattinson) y el resto de la banda Cullen, y es que, hacia finales del film anterior La Saga Crepúsculo: Luna Nueva (The Twilight Saga: New Moon,2009) la realeza de los caras palida sentenció implícitamente a la joven Swan a pasarse al bando de los bebedores de sangre o… bueno no había muchas otras opciones. Luego de un corazón lobo machacado con propuesta de casamiento de por medio y todo, los problemas parecen continuar. Victoria (Bryce Dallas Howard) está de vuelta y con la idea fija de vengar la muerte de James, su aniquilado novio. Para ello, recluta en la ciudad vecina de Seattle a grupo nuevos vampiros, denominados neófitos, que liderados por el engañado Riley (Xavier Samuel) atacarán Forks desatando una súper pelea que incluye, vampiros vegetarianos, vampiros amateurs, hombres lobos, Los Vulturi y demás yerbas (Ufff que quilombete!). A todo esto se le suma la inflexión en el triangulo amoroso que conforman la chica, el vampiro y el lobo Jacob (Taylor Lautner) en un sin fin de cruces que van desde ‘te me llevas a la piba en tu moto’ hasta terminar durmiendo todos juntos en una carpita en medio de una gélida nevada (¡?).


Habiendo leído la versión original, la novela, no hay grandes diferencias entre el manuscrito y su representación filmica. Eclipse esboza el punto más elevado en el clímax de toda la saga, principalmente porque es el que más lugar da a la batalla y a la vez, se da el lujo de posicionar a Bella en la más profunda indecisión. El trío principal sigue fiel y efectivamente el arrastre representativo de las dos películas predecesoras en lo que a sus personajes respecta, lo que incluye las caras de desconcierto de Stewart, los susurros pausados de Pattinson y los bíceps de Lautner. Mientras tanto, David Slade, el director, continúa con la labor de sus colegas con la utilización de la fauna canadiense para armar un reconocible Forks y unas enormes pantallas verdes para crear todo lo demás.





En cuanto a la dinámica de filme, se puede decir que por momentos la trama se estanca. Por ejemplo, se le dio mucho tiempo a los flashbacks de los Cullen y al pasado de la tribu Quiloute (¡que aburrido!), algo que para los no fanáticos de la cuatrologia vampiril puede resultar algo embolante ansiando que la atención vuelva a centrarse en el tripode que sostiene la saga: Bella, Edward y Jacob. La estética se ve descuidada y hecha a los apurones (si, me molesto el gato en la cabeza de Stewart), pero por otro lado la música es de lo mejor en soundtracks cazando pedazos de canciones de Muse, Vampire Weekend, Metric, entre muchas otras bandas que cualquier película teen mataria por tener.


Personalmente mi relación con esta saga fue debilitándose con el correr de las películas. Sin lugar a dudas, lo mejor que he visto fue Crepúsculo (Twilight,2008) de Catherine Hardwicke. Estéticamente hermosa y realizada con tiempo de sobra, cosa que le permitió a la directora trabajar detalle a detalle escenarios, personajes, diálogos y demás a la par de la creadora, Stephenie Meyer. No digo que Chris Weitze y David Slade hayan hecho un mal trabajo en New Moon y Eclipse respectivamente, sino que todo se comercializó enormemente, apurando los rodajes con la necesidad de vender de inmediato, haciendo que la historia pierda un poco su magia. Tomando como ejemplos los pequeños cambios, podemos ver el reemplazo abrupto de Rachelle Lefevre (la Victoria original) por Bryce Dallas Howard, el imposible de obviar quincho/peluca de Kristen Stewart (Que se cortó el pelo para el film The Runaways que hizo junto con Dakota Fanning), al igual que el look de los mismos Cullen entre otras cosas. La masividad de las dos continuaciones hicieron que ese toque, diría, casi under que logró cautivarme en la primera parte se fuera desvaneciendo.




La cuarta y última entrega de la Saga, Amanecer (The Twilight Saga, Breaking Dawn), llegará a los cines dividida en dos partes programadas para el 11 de Noviembre de 2011 (Parte uno) y 16 de Noviembre de 2012 (Parte dos). Ambas contarán con la dirección de Bill Condon quien será el encargado de retratar visualmente el nacimiento de una nueva Bella y el desenlace de toda la historia…

Trailer Definitivo





OST: Metric, Eclipse (I'm yours)





sábado, 14 de agosto de 2010

Cine: Francia


Voyage a una Francia cercana

Mariana y su papá viajan en colectivo vuelta a casa de su mamá. Ella, entusiasmada, no para de sacar fotografías con su flamante celular nuevo, su Padre en cambio, tiene que hacer fuerza para sonreír. La casa modesta y apagada denota tranquilidad. En la cama compartida, su Madre duerme luego de un arduo día de trabajo. Mariana se quita las zapatillas en silencio, se acuesta del lado derecho y deja su teléfono en la mesa de luz contigua. Mientras los últimos vestigios de luz alumbran sus cuerpos unas letras comienzan a formarse en el aire, y rematan indiscriminadamente "Nunca irás a Francia". ¿Cuán lejos está la Torre Eiffel del cuarto en el que duermen Mariana y su Mamá? Miles de kilómetros reales, pero a una distancia simbólica inalcanzable. Francia (2009), el nuevo filme del aclamado director uruguayo Israel Adrián Caetano (Pizza, birra y Faso, Un oso Rojo, Crónica de una fuga etc) es una historia "pequeña pero ambiciosa", modesta en producción pero enorme a la hora de plasmar una realidad vigente y cotidiana: Una familia partida por las diferencias envuelta en una sociedad que elige mirar para el costado.

En medio de un país enfocado casi ciegamente en el torneo mundial de futbol, y fragmentado, hablando en términos mediáticos, por la sanción de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, Caetano lanza en la salas de cine "Francia" expresando con el lenguaje que lo hizo reconocido, el audiovisual, una trama que como un espejo refleja pequeñas aristas de una Argentina actual. "Quería hablar básicamente de gente que pelea por tener un lugar en un mundo feliz. A la larga, es lo que todos queremos. Me divertía mucho que cada acto cotidiano sea una proeza, magnificar en el buen sentido los hechos cotidianos de una familia" .Dejando de lado a los sectores marginales que supo representar exitosamente en el pasado en obras como "Pizza, birra y faso" (1997) y "Tumberos" (2002) el director uruguayo eligió, centrarse esta vez, en gente común con problemas comunes.

Como la bandera francesa, el largometraje tiene tres colores, tres personajes principales, que forman un triangulo protagonista. Un impulso adolescente años atrás devino inesperadamente en Mariana (Milagros Caetano, si, la hija del director), y desde su nacimiento la relación de Cristina (Natalia Oreiro) y Carlos (Lautaro Delgado) se fue desmoronando como una castillo de arena. Las falencias económicas encuentra a la familia atípica viviendo bajo un mismo techo, sufriendo las mismas penas, contando las mismas monedas. Mariana tiene problemas en las escuela, no le gusta leer, se la pasa escuchando música en su discman, encerrada en el ruido para no escuchar las discusiones de sus padres. Aquí aparece la originalidad del largometraje, el hilo del relato son los ojos de la nena, porque Francia juega con lo que no se dice, induce información pero no la termina de explicitar. Si bien la mirada no es exclusiva, la perspectiva de una niña de 12 años se las arregla para comprender, sonrisas mediante, el porque su familia es diferente a la del resto.

En lineamientos generales, y a primera vista, el sexto largometraje en la historia del autor de Bolivia (2001) parece ser una encrucijada dramática digna del espacio vespertino de Telefé. Lo cierto es que Francia se las arregla para tocar en la volteada temas como la violencia domestica, pasando por la decadencia de una clase media, hasta llegar a una crítica profunda a instituciones históricas como la escuela y la policía. Además, el director se da el lujo de utilizar técnicas audiovisuales poco habituales que dejan entrever vestigios de aquel Nuevo Cine Argentino que lo vio despegar


A cara lavada. Oreiro deslumbra en este pequeño filme

"Fue el personaje que menos me costó. La motivación de ella es la plata. No puede pensar en absolutamente en nada sino tiene plata para pagar el plato de comida de su hija, la escuela, el alquiler. Su mundo se cierra a cuatro paredes. Está atrincherada" contó Natalia Oreiro acerca de la composición de su personaje, Cristina. El personaje de la reconocida actriz uruguaya es madre ante todo, parece un personaje curtido por la vida y apenas esta pisando los treinta años de edad, el destino la hizo crecer de golpe, su hija cambió su estructura, se antepuso ante todo. Como en otras ocasiones podemos ver a la protagonistas de películas como Cleopatra (2003) y la próxima en estrenarse Miss Tacuarembó (2010) poniéndose en la piel de una mucama, con la diferencia de que esta vez los disfraces coloridos y las muecas de comedia fueron suplantados por una mujer preocupada y con la mirada perdida.

El cine muchas veces sirve de puente a historias, realidades, que se encuentran caminando por la calle pero quizá no se ven. Es una forma de ver. "La luz, conciencia, se apaga, la mente entra en el vacío, se abre a la imaginación y permite que durante minutos uno pierda la conciencia del mundo y gane la posibilidad de otros mundos, otras vidas, otras historias". Porque básicamente los actores son grandes mentirosos, se cargan una piel que nos les pertenece y te dibujan el mundo que ellos te quieren vender, y casi siempre lo logran con creces. Es interesante relacionar la concepción que Omar Rincón tiene acerca del cine con la actualidad de la Argentina, realidad que muchas veces es la misma dentro y fuera de la pantalla. Filmes como Francia son una ficción perfectamente reconocible en los estratos sociales no solo de este país, sino dentro de muchas de las naciones latinoamericanas que se encuentran en su vivir cotidiano con los problemas sociales y económicos que implica remar el bote que es una familia.

Francia es un pequeño gran largometraje que expresa de principio a fin lo que es "Lucharla día a día". Si bien comienza con el pesimista "Nunca irás a Francia" concluye con un mensaje esperanzador, de que no todo esta perdido y que se puede empezar de cero cuantas veces sea necesario. (No es casualidad que ese nuevo punto de partida sea representado por la Escuela Pública a la que asistirá Mariana…). Adrián Caetano ha demostrado una vez más que es uno de los renovadores del cine latinoamericano, apostando a producciones sencillas pero no por eso menos importantes.

La versatilidad que ha demostrado Natalia Oreiro a la hora de encarnar situaciones dramáticas (Aplausos para la escena de la borrachera post despido) la posicionan como el punto fuerte en que el resto de los actores se apoya. La utilización de planos variados a la hora de rodar también es destacable, primando una mayoría de planos secuencias que le aportan ese grado de verdad que trasmite una cámara en mano, así como también la libertad de jugar con los sonidos fuera de lugar y la utilización de espacios naturales que ubican a la historia en una reconocible Buenos Aires.

¿Cuán lejos está Francia? Miles de Kilómetros. ¿Cuán lejos esta la realidad retratada en la película? A la vuelta de la esquina…


Trailer